Artículo actualizado en: 2023-11-06T17:17:27Z

Nara

La ciudad de Nara es la capital de la prefectura japonesa del mismo nombre y se sitúa muy cerca de Osaka y Kioto, a una hora en tren. Por ello, se trata de una excursión perfecta de un día si estamos de visita en cualquiera de estas ciudades. 

Nara fue la capital del país durante el denominado Periodo Nara, una etapa que tuvo lugar entre los años 710 y el 794. Posteriormente la capital del imperio se movió a Kioto, donde permaneció por otros 1.100 años hasta ser definitivamente establecida, durante la era Meiji, en Tokio.

Hoy en día la importancia de Nara como atractivo turístico radica en su impresionante colección de templos, declarados en conjunto Patrimonio Mundial de la UNESCO, que además se encuentran repartidos en un hermoso y extenso parque. Es sin duda una de las visitas más recomendables de Japón. 

Nos llevará un día entero recorrer el parque y visitar los templos. 

¿Cómo llegar a Nara?

Desde Kioto se llega con la Nara Line de la empresa Japan Railway, concretamente de JR West. Hay dos trenes que cubren esta línea, los “rapid express”, más rápido, y los “local train”, más lentos. Si no tenéis ningún billete especial, podéis pagar con la SUICA o la tarjeta monedero que estéis usando. Los trenes desde Kioto salen de los andenes 8, 9 y 10, y paran en Uji, por lo que si venimos desde esta ciudad, nos valen los mismos trenes. 

Desde Osaka debéis tomar la línea Kintetsu Nara Line, de la empresa Kintetsu Railway, desde la estación de Osaka-Namba Station a la estación de Kintetsu Nara Station. También existe una alternativa con la empresa JR, cuyos trenes salen cada hora desde la estación de JR Osaka Station a la de JR Nara Station. Para esta última opción podéis usar el JR Pass.

En caso de que no tengáis tarjeta monedero, podéis compran los billetes fácilmente en las máquinas de las estaciones, aunque ayuda si previamente habéis mirado los horarios de los trenes.

¿Qué ver en Nara?

Los ya mencionados templos de Nara incluyen cinco templos budistas, un santuario sintoísta y un palacio. En total se encuentran en el parque 26 edificaciones designadas por el gobierno japonés como Tesoros Nacionales y otras 53 que son Bienes de Importancia Cultural.  

Pero el emblema más característico de Nara es sin duda las decenas de ciervos que deambulan libremente en el parque entre los edificios de los templos. Es una estampa realmente sorprendente y muy hermosa. Según una leyenda los ciervos son los guardianes celestiales de los templos de Nara y protegen la ciudad. Hay varios puestos de comida ambulante donde se pueden comprar galletitas de arroz redondas para alimentar a los ciervos por 200 yenes. Son bastante pacíficos, suelen estar simplemente tumbados o paseando y, si os acercáis con galletas, vendrán a comerla de vuestra mano. Hay que tener cuidado con no darles de comer plásticos u alimentos que les puedan hacer daño. Una característica curiosa de estos ciervos es que, como a los propios japoneses, les gusta mucho hacer reverencias. Si les hacéis una reverencia con el cuerpo antes de alimentarlos, ellos, normalmente, os responderán de la misma manera. ¡Son realmente adorables!😍

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Ciervos en el Parque de Nara
 
Si hemos llegado en tren a Nara, basta con seguir las indicaciones para ir andando al Parque de Nara, es prácticamente una calle todo seguido, tardaremos unos 20 minutos. En esa calle que conecta la estación con el parque, llamada Sanjo Dori St, hay un puesto de pan de melón (melon bread) buenísimo, por si da la casualidad que pasáis por ahí, se ve relativamente fácil. 

La entrada al recinto del parque es gratuita, pero hay un precio para acceder a los distintos templos, así como un horario de acceso. Lo mejor es, como decimos, dedicar un día entero a visitar Nara, ir paseando por el parque y visitando en los templos o edificios que más nos interesen. Hay muchos así que es mejor no intentar abarcar todo. A continuación os detallaremos los edificios más importantes que merece la pena visitar en el Parque de Nara:

Kōfuku-ji

Empezamos por el Kōfuku-ji, el primero que nos encontraremos viniendo desde la estación de tren. Este templo budista se construyó en sus inicios en Kioto, si bien fue desmantelado y movido de lugar hasta dos sitios, terminando en su actual ubicación a principios del siglo VIII. El templo no solo tenía en el periodo Nara una gran importancia religiosa sino que también ejercía una fuerte influencia política en el gobierno imperial, y gracias a ello siguió manteniendo su relevancia incluso después de haberse desplazado la capital a Kioto. Este gran poder político residía en la estrecha relación de la prestigiosa familia Fujiwara con el templo. Los miembros del clan Fujiwara fueron los asistentes personales del emperador durante cuatro siglos.

Como muchos otros edificios de la zona, el complejo del Kofuku-ji también fue destruido por numerosas guerras e incendios a lo largo de su historia, así como reconstruido, aunque no en su totalidad. El edificio central, el Salón Dorado Central (Central Golden Hall), es una reconstrucción del pabellón original terminada en el 2018, por lo que el edificio es prácticamente nuevo. Otro de los destacados es el Salón Dorado Oriental (Eastern Golden Hall).

En el recinto del Kofuku-ji se halla la segunda pagoda más grande de Japón, de cinco pisos y con nada menos que 50 metros de alto. La estructura que se puede observar hoy en día data del siglo XV, y en altura es solo superada por la del Templo Toji de Kioto. 

La entrada al Kofuku-ji es gratuita, pero sus tres edificios más importantes son de pago: Museo del Tesoro Nacional (National Trasure Hall), Salón Dorado Central (Central Golden Hall) y Salón Dorado Oriental (Eastern Golden Hall). Su horario y precios se encuentran, en inglés, en su página web oficial. Fijaos que hay tickets individuales para cada salón, o combinados.

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Pagoda y uno de los templos del Kofuku-ji

Tōdai-ji

Es la estrella del parque. Se trata de un templo budista fundado originalmente en el año 738 y reconstruido desde entonces en numerosas ocasiones. Contiene en su interior la estatua de bronce de Buddha más grande del mundo.

La construcción de la estatua y el edificio que la contiene se llevó a cabo gracias a las donaciones de cientos de miles de ciudadanos japoneses. La figura, de 16 metros de altura y con un peso de unas 500 toneladas, está en el interior de un enorme edificio llamado Daibutsuden o Great Buddha Hall, que ha sufrido dos reconstrucciones a lo largo de su historia por haber perecido al fuego. La estructura que vemos hoy en día data de principios del siglo XVIII y tiene una forma casi cúbica de 57 metros de lago, 50 metros de ancho y 49 metros de altura. No obstante, aunque es un edificio enorme, hay que tener en cuenta que el original era aún más largo, aproximadamente un tercio más, aunque la altura y la profundidad era la misma. Esto es debido a que no había suficientes fondos para reconstruirlo entero. El edificio ostenta el título de ser la estructura de madera más grande del mundo. En su interior se exponen maquetas del original y el reconstruido, muy útil para hacernos una idea. Por cierto, en este sí se pueden hacer fotos.

El templo original de Tōdai-ji incluía 2 pagodas de 100 metros de altura, un tamaño realmente sorprendente para la época, aunque desgraciadamente fueron destruidas por terremotos.

La puerta principal al complejo del templos Tōdai-ji es la Nandai-mon. La edificación actual data del siglo XII, y como otras puertas de este estilo, posee dos deidades guardianas a los lados de la entrada, denominadas Nio. Con sus 25 metros de altura, la puerta Nandai-mon es la entrada a un templo más grande de Japón.

Podéis consultar los precios y horarios de acceso al complejo de templos Todai-ji en su página web oficial, en este link

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Daibutsuden en el recinto del Todai-ji

Aun dentro del recinto del Tōdai-ji, aunque lejos del Daibutsuden, vamos a acercarnos a visitar el Hokke-dō, el edificio más antiguo del lugar, construido a principios del siglo VIII. Alberga 10 estatuas del periodo Nara. Como curiosidad, una de las figuras está escondida en un armario en la parte posterior de la sala principal, y solo se saca al exterior el día 16 de diciembre.

Justo al lado del Hokke-dō, tras una pequeña subida, llegamos al Nigatsu-dō, otro edificio también perteneciente al Tōdai-ji. Como es habitual, el Nigatsu-dō se compone, a su vez, de varias edificaciones, pero el más importante, el Nigatsu-dō Hall, construido completamente en madera, fue declarado Tesoro Nacional, aunque no se puede visitar su interior. El principal atractivo de este templo es las vistas que se obtienen desde aquí, gracias a su elevada posición. El acceso al recinto es gratuito.

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Escalinata y edificio Nigatsu-dō

Kasuga-taisha

Es un santuario sintoísta de la anteriormente mencionada familia Fujiwara, establecido también en el Periodo Nara pero reconstruido muchas veces a lo largo de los siglos posteriores. Como curiosidad, el recinto contiene un total de 3.000 linternas japonesas, de bronce o de piedra, donadas por fieles. Las de bronce se encuentran suspendidas del techo en los pasillos laterales del propio santuario. A nosotros los que más nos gustó fue sin duda la propia subida y entrada al edificio del templo, un camino que cruza el bosque y rodeado completamente por linternas de piedra, entre las que los ciervos descansan tranquilamente. Es una de las imágenes más bonitas de Nara. 

Para entrar al edificio del santuario hay que abonar una entrada, los precios y horarios se encuentran aquí.

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Subida al Santuario de Kasuga-taisha

De vuelta a la estación, recomendamos pasar por Naramachi, el antiguo distrito comercial de Nara, formado por casas de madera tradicionales, algunas de las cuales están abiertas al público, como la Naramachi Koshi-no-Ie. Para llegar al centro del distrito, lo mejor es dirigiros al Gangō-ji, el templo más importante del mismo, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es de pago (500 yenes) y está abierto hasta las 17:00.

¿Dónde comer en el Parque de Nara?

En el parque no hay ningún restaurante súper destacado que sea indispensable probar. A lo largo de todo el parque de Nara y, sobre todo, en torno a los templos más importantes, encontraremos varios restaurantes o puestos de comida, ideal para los que quieran hacer una parada rápida o una más lenta. Eso sí, tirad o guardad bien los envoltorios y plásticos para que no la roben los ciervos, que estos se comen cualquier cosa.

Más alternativas

Fuera de lo que es el Parque de Nara hay más atractivos que se pueden visitar, aunque en este caso lo recomendamos solo si estáis más de un día, de lo contrario no creemos que dé tiempo.

Palacio de Heijō. Este lugar fue la residencia oficial de la familia imperial japonesa durante el Periodo Nara, es decir, cuando la capital del país se situaba en esta ciudad. Consiste en varios edificios administrativos rodeados por un muro de piedra en un recinto rectangular. Aquí no solo vivía la familia imperial sino también los consejeros del emperador y algunas otras personas cercanas a él.

Cuando la capital del Estado se movió a Kioto el palacio sufrió un declive enorme y terminó por convertirse en campos de cultivo. En las últimas décadas se han realizado numerosas excavaciones arqueológicas en el sitio que han sacado a la luz los restos de las edificaciones. Algunos edificios importantes han sido además reconstruidos y se pueden visitar, por ejemplo, el Daigokuden o Antigua Sala de Audiencias, la estructura más grande del complejo, donde en sus orígenes se celebraban ceremonias y reuniones políticas. También han sido reconstruidas dos puertas, la Suzaku y la Daigoku, y el jardín principal. La entrada a los terrenos del Palacio es gratuita, y el horario es de 9:00 a 16:00. 

Si tenéis tiempo y os apetece, hay otros templos del parque que podéis visitar, construidos entre los siglos VI y VIII. Por ejemplo, el Gangō-ji, el Yakushi-ji o el Tōshōdai-ji.

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