Artículo actualizado en: 2024-02-16T15:24:51Z

Innsbruck

Innsbruck es una ciudad austriaca situada en el estado federado de Tirol. Tiene una población de 131.500 habitantes, lo que la convierte en la quinta ciudad más grande del país en este aspecto. El nombre proviene del desarrollo de un asentamiento en torno a un puente (Brücke en alemán) sobre el río Inn, el cual atraviesa la ciudad.

La ciudad es pequeña, así que se ve tranquilamente en un día entero, aunque tiene atracciones como para estar un fin de semana entero si así lo deseáis.

¿Cómo llegar a Innsbruck?

Si venís de ciudades alemanas cercanas, la mejor conexión es el autobús, por ejemplo, con compañías como Flixbus. Desde Austria, la mejor opción es el tren, hay conexión directa con muchas otras ciudades como podéis ver en la página web de la compañía nacional de trenes austríacos OBB.

Si optáis por el coche, recordad que en Austria hay que comprar viñeta, obligatoria para conducir por autopistas y autovías –no por carreteras secundarias– y para vehículos de hasta 3,5 toneladas. Existen tres modalidades: para 10 días seguidos, para 2 meses y para 1 año. Aquí tenéis más información al respecto.

En la ciudad se puede aparcar en la calle pagando la correspondiente zona o, si lo preferís, dejarlo en un parquin directamente, hay varios por el centro de la ciudad.

También podéis venir en avión, pues Innsbruck tiene su propio aeropuerto, el Flughafen Innsbruck (INN), que tiene la particularidad de encontrarse muy cerca de la ciudad, por lo que durante el día estás viendo frecuentemente a los aviones súper cerca sobrevolando el centro de camino al aeropuerto.

¿Qué ver en Innsbruck?

Comenzaremos por el río Inn, el que da nombre a la ciudad. Una de las postales más típicas de Innsbruck es la de las casas a la orilla del río con las montañas Nordkette de fondo. Un buen sitio para hacer estas fotos es a la altura del Markthalle Innsbruck, en la calle Herzog-Siegmund-Ufer.
 
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Casas de colores de Innsbruck a orillas del río Inn y con las montañas Nordkette de fondo

Entramos ahora de lleno en el casco antiguo y nuestra primera parada será el Tejado dorado (Goldenes Dachl), el símbolo de la ciudad de Innsbruck. El tejado dorado no solo se refiere al tejado, sino al edificio entero, construir en 1420 por el Archiduque Federico IV y coronado en el 1500 con este tejado, en conmemoración del segundo matrimonio del Emperador Maximiliano I, de la casa de los Habsburgo. Maximiliano I fue archiduque de Austria de 1493 a 1519 y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico​ de 1508 a 1519, que también incluía Austria, por lo que Maximiliano gobernó durante muchos anos el país y dejó una gran marca en Innsbruck concretamente, como veremos a lo largo de la visita a la ciudad.

El tejado está formado por 2657 tejas de cobre que contienen 0,1 gramos de oro cada una y se construyó como demostración de poder en una época en que la riqueza de la realeza estaba en entre dicho. Debajo del balcón, hay ocho relieves que representan escenas de la vida del emperador Maximiliano I siendo los dos centrales los más famosos: en el de la izquierda se ve al emperador con su segunda esposa Bianca Maria Sforza que tiene una manzana en la mano y, a su lado, su primera esposa, María de Borgoña (Maria von Burgund); en el relieve de la derecha se ve a Maximiliano I con un bufón y su canciller.

El edificio por dentro se convirtió en un museo (Museum Goldenes Dachl) sobre la vida del emperador, el cual se puede visitar por un precio de 5,20€ por persona de martes a domingo.

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Tejado dorado

En la plaza donde está el tejado dorado se encuentra también la Torre de la ciudad (Stadtturm), a la cual se puede subir para obtener unas vistas panorámicas increíbles de la ciudad rodeada por las montañas. A un lado veréis como se alza la cordillera Nordkette y, al otro, la ciudad con el famoso salto de esquí del que hablaremos más adelante. La estructura para subir es cómoda y moderna, no como en otras torres, incluso la subida y la bajada se hacen por distintas escaleras que se cruzan en espiral. El precio de subida es de 4,5€.

Nos dirigimos ahora por detrás del tejado dorado para visitar la Catedral de Santiago (Dom St. Jakob), erigida en 1180. Se entra gratuitamente, únicamente se pide pagar un euro para hacer fotos. El interior impresiona, además las pinturas han sido restauradas recientemente, por lo que todo se ve aún más majestuoso si cabe. Destaca el cuadro del pintor Lukas Cranach de la Virgen María en el centro del altar principal. Innsbruck también es parte del Camino de Santiago y en esta catedral, a mano derecha, tenemos el sello que añadir a nuestra credencial del camino que demuestra nuestro paso por esta ciudad.

Saliendo de la catedral y desplazándonos hacia la parte trasera, veremos el Hofburg Innsbruck, el impresionante Palacio Imperial que fuera residencia de la realeza. Se construyó en 1460 y por él pasaron generaciones de los Habsburgo, como el emperador Maximiliano I, brevemente María Teresa I de Austria y su marido Francisco I, e incluso la emperatriz Sisi, también temporalmente. Si os gustan los palacios y visitar las habitaciones reales, merece la pena. Hay dos tipos de ticket, uno para las habitaciones imperiales y otro para una exposición sobre Maximiliano I, así como uno conjunto. En su página web podéis ver los precios y horarios.

A izquierda del Hofburg se halla la iglesia del palacio, la Hofkirche. La iglesia es sencilla, tanto por fuera como por dentro, sin embargo, alberga varios tesoros en su interior. En el centro de la misma se encuentra la tumba de Maximiliano I aunque, sorpresa, está vacía. Maximiliano I (1459 – 1519) comenzó pronto a pensar en dónde quería ser enterrado y eligió una pequeña capilla en un pueblo austriaco llamado Wiener Neustadt. Él soñaba con una tumba rodeada de 28 figuras a tamaño real de antepasados y personajes ficticios admirados por el emperador. Cuando falleció, en 1519, únicamente se habían completado 11, y a medida que fueron construyendo las siguientes, se dieron cuenta de que no iban a caber en la capilla de Wiener Neustadt, así que su hijo y nieto erigieron la iglesia Hofkirche en Innsbruck en 1553 para albergar todas las estatuas y mover los restos del ya fallecido Maximiliano I a aquí. Sin embargo, el cuerpo nunca se llegó a mover de Wiener Neustadt y hoy en día podemos ver todas esas estatuas de bronce, conocidas como los Hombres Negros – aunque incluyan varias mujeres – y el cenotafio de Maximiliano, pues el cadáver nunca llego a estar en su interior así que técnicamente no puede considerarse tumba.

Para acceder a la Hofkirche hay que pagar una entrada, aunque hay varias combinadas con otros museos y atracciones, algunos de menor importancia. Aquí podéis ver la información al respecto.
 
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Hofkirche a la izquierda y Palacio Hofburg a la derecha

Si queréis completar la visita a todos los recintos del palacio, podéis dar una vuelta por el Innsbrucker Hofgarten, un agradable parque por el que pasear, descansar o tomar el sol si hace un buen día.

Volvemos ahora al centro para recorrer las calles centrales, las que tienen más ambiente. La principal es la Herzog-Friedrich-Straße, que es la perpendicular al Tejado Dorado, característica por los letreros salientes de las tiendas y comercios, al estilo de la calle Getreidegasse de Salzburgo. Esta se une con la calle Maria-Theresien-Straße, una a continuación de otra. En esta calle encontramos el centro neurálgico de Innsbruck, donde la gente se sienta en las terrazas a tomar algo, con unas vistas espectaculares de las montañas de fondo.

También veremos el edificio del Ayuntamiento (Rathaus Innsbruck) y la Columna de Santa Ana (Annasäule). Esta columna tiene una historia curiosa, pues se erigió en 1703, después de que el ejército bávaro fuera derrotado cerca de Innsbruck y expulsado del Tirol durante la Guerra de sucesión española (1701-1713), concretamente el 26 de julio, es decir, el día de Santa Ana. Recordad que la Guerra de sucesión española se inicia tras la muerte sin descendencia de Carlos II, de la Casa de Habsburgo, y enfrentó a los partidarios del archiduque Carlos (Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico) y a los seguidores de Felipe V de España (también conocido como Felipe de Anjou), nieto del rey de Francia Luis XIV de la Casa de Borbón. De aquí que el conflicto se escalara a nivel internacional, donde Austria luchó porque un Habsburgo siguiera gobernando en España, aunque al final fueron los borbones quienes salieron victoriosos.

Continuamos caminando y veremos que a mano derecha nace otra calle pintoresca, la Anichstraße, con más montañas de fondo, como ocurre en casi toda la ciudad.

De aquí vamos a seguir caminando unos 40 minutos para ver la colina de salto de esquí “Bergiselschanze”, todo un símbolo de la ciudad y de este deporte. Esta colina se construyó por primera vez en 1964 con motivo de la celebración de los JJ.OO. de invierno de Innsbruck en ese mismo año, pero en 2001 se decidió renovar, y el proyecto lo ganó la arquitecta iraquí Zaha Hadid, premio Pritzker de 2004. Además de la colina, el conjunto destaca, sobre todo, por la torre, donde se ubica un mirador y un restaurante. En este escenario se han celebrado juegos olímpicos de invierno (1964 y 1976) y varios campeonatos mundiales de esquí.

Pero ¿cómo se puede visitar la Bergiselschanze? Pues bien, desde abajo, pero sin entrar al recinto, se puede ver gratuitamente. Sin embargo, para entrar al recinto y subir en funicular a la parte alta de la colina, donde está el restaurante, hay que pagar una entrada, cuyos precios podéis ver en su página web.

Colina de salto de esquí Bergiselschanze

Nosotros reservamos una mesa en el restaurante de la torre, llamado Bergisel SKY, por lo que estábamos dispuestos a pagar la entrada sí o sí, pero aún así merece mucho la pena. Primero porque es algo distinto a lo que se suele visitar en las ciudades; segundo, porque es un icono de Innsbruck y de la arquitectura; y, tercero, por las vistas espectaculares que hay desde la azotea del restaurante.

La vuelta al centro es por el mismo camino que trajimos a la ida. No es una caminata en vano pues pasa por sitios interesantes como el Museo Tirol Panorama (Das Tirol Panorama mit Kaiserjägermuseum), conocido por albergar el Cuadro Panorámico Gigante de Innsbruck, del año 1896 y 1000 m², que representa la invasión de Innsbruck por parte las tropas de Napoleón. Dentro de este museo hay otro museo, el museo de los cazadores imperiales (Kaiserjägermuseum). Y en el camino también habremos pasado por la bella Abadía de Wilten (Stift Wilten), monasterio ubicado a los pies de la lengua del salto de esquí.

Más alternativas

Hasta aquí hemos listado lo que se puede visitar a pie dentro de la ciudad en uno o dos días. Pero por los alrededores hay muchos más atractivos que merecen la pena según los gustos y disponibilidad de cada uno.

Mirador en la colina Hungerburg, ubicado en la cadena montañosa Nordkette. Se llega en coche o en autobús público en unos 10-15 minutos. Podéis localizarlo poniendo “Hermann Buhl Platz” o “Hungerburg Innsbruck”. Este lugar no es solo un mirador, sino que también es la estación desde la que sube el teleférico a la cima de Nordkette, por eso no será raro ver esquiadores o deportistas que vienen a pasar el día aquí. La estación (Hungerburgbahn Station Hungerburg), por cierto, es también obra de la arquitecta Zaha Hadid, del año 2007.

Si venís en coche, hay un parquin primero de 30 minutos por 50 céntimos y luego otro, justo al lado del mirador, de todo el día por 6€, pensado más para la gente que sube a Nordkette a esquiar todo el día. Si solo vais a estar unos minutos viendo las vistas, podéis dejarlo en el primer aparcamiento o en el segundo sin pagar si van a ser 5 minutos.

Vistas de Innsbruck desde el mirador en la colina Hungerburg

Palacio de Ambras (Schloß Ambras Innsbruck), ubicado a unos 20 minutos en bus o 10 en coche. Se trata de un palacio renacentista que también sirvió como castillo, construido en el siglo XVI en el emplazamiento que anteriormente ocupó otro castillo desde el siglo X. Fue residencia de varios archiduques austriacos y, dado que la Casa de Austria gobernó España, la historia del castillo está un poco más unida a los españoles de lo que cabría esperar. De hecho, la sala más bonita del palacio es el llamado Salón español, con un estilo renacentista alemán y un techo de madera impresionante. En su página web podéis ver los precios y horarios.

Subir al Nordkette. Desde la colina de Hungerburg que comentábamos más arriba, podéis tomar el teleférico y subir hasta la colina Seegrube (1905 metros de altura). Allí podéis disfrutar de las vistas, dar una vuelta, hacer caminatas o tomar algo tranquilamente en un café restaurante que hay. Incluso podéis tomar otro funicular para llegar hasta la parte más alta de la montaña, la colina Hafelekar (2265 metros de altura). Podéis ver en esta página web cámaras en vivo de cómo están todos estos picos y qué condiciones os encontraríais arriba en caso de que queráis subir. Eso sí, es caro, el teleférico Seegrubenbahn de ida y vuelta hasta Seegrube ronda los 45€ y el Hafelekarbahn, desde Seegrube hasta Hafelekar, 47€.

Swarovski Kristallwelten, el museo y exposición dedicado a una de las marcas más lujosas de cristal del mundo, originaria de Wattens (Austria). La entrada es un poco cara, así que la decisión de ir dependerá de los gustos de cada uno. En su página web podéis ver los precios y horarios.

Haus Steht Kopf, la casa del revés, y Dinoland, un parque de dinosaurios. Aquí va una alternativa sobre todo indicada para aquellos que buscan actividades con niños. En su página web podéis ver los precios.

¿Dónde comer en Innsbruck?

En el centro hay varios restaurantes tradicionales tiroleses, como el Restaurant Goldener Adler o el Restaurant Stiftskeller Innsbruck. Son muy turísticos pero se come bien. Aquí podéis probar platos típicos tanto del Tirol como de Austria, como el Schnitzel y los Knödel (albóndigas de masa y algún ingrediente principal como espinacas, cebolla o queso).

Luego hay otros variados como Machete, de burritos, o el “Restaurant SKY im Schanzenturm” que es el que está en la torre del salto de esquí que comentamos antes que fuimos previa reserva. En este en concreto podéis reservar para comer o para merendar, conocido con el concepto “Kaffeekuchen” que viene a decir café y tarta. En este caso, en el restaurante tienen una propia creación, la Bergiseltorte, una tarta de queso con la forma de la colina de salto de esquí, sencilla, rica, y nada caro para el lugar donde se encuentra.

Un postre típico de Innsbruck y de Austria en general es el Apfelstrudel, el cual encontraréis en casi cualquier restaurante y cafetería. Hay un sitio muy famoso que sirven Apfelstrudel de distintos sabores, no solo de manzana, llamado Strudel Café Kröll, si bien está muy enfocado al turismo, lo que significa que es un poco caro y que te la intentan colar con ciertas cosas. Pero bueno, es un sitio curioso al que podéis ir por probar, asegurando siempre desde un principio qué está y qué no está incluido en el precio.

¿Dónde salir de bares en Innsbruck?

Innsbruck es una ciudad universitaria, normalmente sinónimo de que por la noche suele haber algo de ambiente. En Innsbruck hay dos zonas por donde salir a tomar algo:

Por el casco antiguo: nos gustó el Cafe Bar Moustache, de estilo un poco alternativa y con varias salas; otro que está justo enfrente llamado La Copa – La Cabana (realmente son dos, la cabana, de música latina, y la copa, donde suele haber karaoke); y otro bar más alejado del centro llamado Kater Noster Cafe & Bar.

Die Bögen (Los arcos): esta es una zona de bares y discotecas ubicada en los arcos debajo de las vías de tren. Es curioso y merece la pena dar una vuelta y tomar algo en alguno de sus bares. Nosotros nos decantamos por el Cafe-Bar Babalon, sitio tranquilo de cócteles que llama la atención por una enorme figura de la Virgen María en medio del bar. Si lo que buscáis son discotecas, hay también dos o tres por aquí.

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