Artículo actualizado en: 2020-11-13T16:32:36Z

Highlands

Probablemente uno de los más increíbles viajes que se pueden hacer por Europa, en cuanto a naturaleza se refiere, es el de los Highlands de Escocia.

Para ello lo mejor es coger un coche y recorrer las llamadas Tierras Altas de Escocia (Highlands) por libre, pero si no se tiene carné de conducir también es posible moverse en autobús entre ciudades grandes e ir en taxis especializados a los castillos y paisajes de la región. Sea cual sea la opción, os detallaremos en esta entrada el tour que hicimos en coche con todas las paradas imprescindibles para que cada uno se haga su propio itinerario.

Compañías de alquiler de coche hay un montón así que ahí no vamos a aportar nada nuevo. Hay oficinas en Edimburgo y Glasgow, así como en sus aeropuertos. Nosotros partimos desde Edimburgo centro, con Hertz. Evitamos coger el gps del coche para ahorrar y optamos por descargarnos los mapas offline de Google Maps que resultaron ser un éxito y no nos fallaron nunca.

La mejor época para visitar Escocia es sin duda el verano, pues hay muchas más horas de luz y los bares, restaurantes y atracciones turísticas cierran más tarde que durante el invierno.

El itinerario que hicimos, grosso modo, fue el siguiente:

Edimburgo – Inverness - Isla de Skye – Fort William – Glasgow

Salimos de Edimburgo y tomamos la A9 dirección Inverness. Esta fue la primera y casi última carretera de dos carriles, así que aprovechadla. Esta ruta pasa por el Cairngorms National Park, parque nacional en el que se pueden hacer varias actividades de aventura tipo kayaks, rafting, canoas, etc. Nosotros no íbamos con esta idea así que seguimos directos a Inverness.

¿Qué ver en Inverness?

Esta ciudad de unos 50.000 habitantes aproximadamente es conocida por ser el lugar donde desemboca el río Ness, situado al norte del famoso Lago Ness. La ciudad en verano es muy agradable de pasear ya que no es muy grande y se puede recorrer toda andando.

Culturalmente, destacaríamos el castillo de Inverness, un moderno castillo del siglo XIX que no se puede visitar porque es utilizado por el gobierno para diversos actos y ceremonias. No obstante, se sitúa en una colina a orillas del río desde la cual se obtienen unas bonitas vistas. Desde ella se puede ver al otro lado del río la catedral de St Andrews (St Andrew's Cathedral), la iglesia más importante de la ciudad.

Si paseamos río arriba podemos ver varias iglesias a orillas del río, entre la que destaca la Old High Church.

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Río Ness con la Old High Church a la izquierda

En sentido contrario, río abajo, llegaremos a las llamadas Ness Islands, un pequeño parque natural en forma de isla situada en el río Ness, a pocos minutos andando del centro de Inverness. Es simplemente un bonito paseo, no hace falta llevar botas ni material de excursión.

Para tomar algo por la noche, tu sitio es Church Street, la calle con más ambiente de la ciudad. Podemos recomendar la cervecería Black Isle Brewery, cuya cerveza artesana sabía a gloria después de un largo día de caminatas. Frente a él se encuentra el Hootananny, otro célebre bar con música en directo. Estos cerraban a la 1 de la mañana (en abril) aunque hay otros que cierran a las 3 como por ejemplo The Caledonian, con un ambiente más joven, lo más parecido a una discoteca de España.

A las afueras de Inverness tenemos, por un lado, el castillo Cawdor Castle, a una media hora en coche (a este no fuimos). Por otro lado, Inverness es un lugar recomendado para ver delfines. Nosotros simplemente fuimos a la orilla pero no conseguimos ver. También se pueden contratar excursiones que te llevan en barco por la Moray Firth en las que sea más probable verlos. Hay puntos recomendados para verlos: Chanonry Point, Fort George, North Kessock, entre otros.

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Salimos de Inverness por la A82 para ver el Lago Ness. Este enorme lago de 56 km² es probablemente uno de los más famosos del mundo gracias a la leyenda del monstruo del Lago Ness, el cual se cree que vive en este lago. No faltará la publicidad de Nessie a lo largo de nuestro viaje.

La primera parada será el castillo de Urquhart, un castillo en ruinas a orillas del Lago Ness. Este es, sin duda, uno de los más conocidos. A lo largo del recorrido por Escocia pasaremos por varios castillos, todos ellos de elevado precio, por lo que lo mejor será decidir antes cuáles ver por fuera y en cuáles entrar. Los horarios y precios los podéis encontrar aquí.

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Panorámica del castillo de Urquhart y el Lago Ness

Siguiendo por la A82, la siguiente visita fue la de la localidad de Fort Augustus. A la entrada del pueblo pudimos ver nuestra primera granja de las famosas vacas peludas de las Highlands (Highland cattle). Teóricamente hay muchas en Escocia aunque para verlas de paso sin desviarte, este fue de los mejores sitios. Desde este pequeño pueblo, se puede ver también el Lago Ness y salen cruceros varios por el mismo. Sin embargo, la fama de este sitio se la da el Canal de Caledonia (Caledonian Canal), el cual atraviesa por medio la ciudad. Para visitarlo, se puede aparcar a la entrada del pueblo a mano derecha, en un descampado enorme, totalmente gratis.

Llegados a este punto, giramos a la derecha por la A87 en dirección a la isla de Skye. A mitad de camino y sin desviarnos un ápice, nos toparemos con el castillo de Eilean Donan, otro de los castillos iconos de Escocia. Este castillo también se puede ver por fuera sin pagar y fue uno de los que más nos gustó, si no el que más. En su web podéis encontrar los precios y horarios.

Seguimos con nuestro camino por la A87 donde veremos algunos de los paisajes más increíbles, concretamente llegando a Kyle of Lochalsh, lugar donde se sitúa el puente que cruza a la isla. Nuestro destino es Portree, ciudad más grande de la isla de Skye con 2500 habitantes. La ciudad se recorre en apenas una hora, no hay nada destacado salvo subir a las partes más altas para ver las casas de colores bañadas por el lago en lo que puede ser la foto más famosa de Portree. Nosotros nos alojamos en el Portree Independent Hostel, el cual lo lleva gente joven muy amable y con una cocina considerablemente grande en la que poder cocinar. Hay un supermercado que abre todos los días de 7 a 23h y que seguro salvará a muchos. Para tomar algo, nosotros fuimos al pub The Isles que abre hasta la 1 (en abril, cuando fuimos) y tiene música en directo o el Western Highlands, ambos en la misma plaza.

¿Qué ver y hacer en la isla de Skye?

Al día siguientes madrugamos con el fin de recorrer Skye en coche haciendo paradas para hacer caminatas, subidas a montañas y visitar los distintos paisajes naturales que nos deja la isla. Probablemente, lo mejor en cuanto a naturaleza que se puede ver en Escocia.

Partimos por la A855 para ir a The Storr (719 metros), una montaña que tiene en The Old Man of Storr a su monolito más célebre. Se llega en unos 20 minutos y no tiene pérdida ya que a los 5 minutos de salir desde Portree ya se ve la montaña. Una vez llegues, no existe un aparcamiento específico, sino que los coches aparcan a ambos lados de la carretera desde donde comienza la caminata. Una vez aparcados, toca ponerse las botas y a subir. El camino, salvo al principio, no está delimitado aunque casi todo el mundo va por la misma ruta, habiendo bastantes montículos desde los que empezar a ver los famosos paisajes de los Highlands. Hay que decir que no hay un lugar tope físico en que parar por lo que cada uno llega hasta donde quiera o pueda. Nosotros subimos hasta un montículo a la derecha de The Old Man of Storr desde donde poder contemplarlo. La subida nos llevó algo más de una hora aunque la bajada se hizo más corta. No hace falta decir que merece la pena subir sí o sí.

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Vistas de The Storr desde una de las partes altas de la propia montaña

Una vez hubimos bajado, seguimos nuestro camino. Este recorrido tiene varias paradas indicadas, aunque hay algunas más espectaculares que otras. La siguiente más famosa es la de los acantilados de Kilt Rock, para los cuales no hay que desviarse nada y se puede dejar el coche en un pequeño aparcamiento a escasos metros de los acantilados.

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Acantilados de Kilt Rock

Volvemos al coche y seguimos por la A855 que bordea la pequeña península de Trotternish. Este camino llega a ser bastante estrecho y que no nos sorprenda toparnos con rebaños de ovejas en medio de la carretera. Nuestro próximo objetivo es Fairy Glen, unas numerosas colinas que parecen sacadas de cuentos de hadas (traducido literalmente del inglés significa "valle de hadas"). Para llegar a él, tenemos que salir de la A87 y girar a la altura del Uig Hotel. Por esta nueva carretera llegaremos hasta un aparcamiento, a la izquierda de la carretera. Se puede aparcar aquí o seguir un poco más como hicimos nosotros hasta un pequeño aparcamiento (5 ó 6 coches) más adelante, justo donde nacen el Fairy Glen. Más cerca imposible. Qué decir de este sitio, es increíble, las colinas verdes, un pequeño lago, alguna que otra oveja… 

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Colinas Fairy Glen

Abandonamos la península de Trotternish con destino a Dunvegan (aquí además se encuentra una de las pocas gasolineras que hay en la isla), localidad en la que se halla otro de los símbolos de Skye: el castillo de Dunvegan. Este castillo no se puede ver desde fuera por lo que hay que pagar para ver algo de él. Es uno de los más caros, como podéis ver en su página web, por lo que optamos por no entrar en este.

Bien es cierto que por esta carretera hay un sitio en la que se puede ver el castillo, aunque las vistas no son para nada las mejores.

En su lugar seguimos por la carretera hasta Coral Beach, una bonita playa al norte de la isla. Desde el aparcamiento de esta, hay unos 15 – 20 minutos hasta la playa y debe ser la típica a la que van los habitantes que vivan por esta zona.

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Panorámica de Coral Beach

No tuvimos tiempo para ir al Neist Point Lighthouse, el faro más fotografiado de Skye. Tras esta ruta, tocó deshacer el camino para salir de la isla. Se puede hacer o bien por carretera, por el puente de Kyle of Lochalsh, o bien por el ferry que une Armadale con Mallig, el cual también acepta coches.

La noche la pasamos en Fort William. Se trata de la segunda ciudad más grande de los Highlands con 10.500 habitantes. Es la ciudad más cercana al Ben Nevis, el pico más alto del Reino Unido con 1345 metros de altura, y también se ve en relativamente poco tiempo, siendo la calle High Street la principal y con más ambiente. Allí se puede tomar una cerveza en Ben Nevis Bar y cenar en The Tavern, sitios recomendados por el hostal donde estuvimos.

Por la mañana fuimos a ver el Glenfinnan Viaduct, el famoso viaducto construido 1898 que fue recreado en la película Harry Potter. Es otra de las postales de Escocia. Hay un aparcamiento en el centro de visitantes por 2 libras pero si sigues por esa carretera, a menos de 100 metros hay otro parking a mano derecha, este gratuito aunque con menos espacio. El viaducto en sí está bien pero tiene más encanto si lo ves con el tren de vapor Jacobite recorriendo sus vías. Este tren sale de Fort William a las 10:15 y tarda aproximadamente media hora en llegar al viaducto, más o menos lo mismo que se tarda en coche entre que sales y aparcas y demás. Lo suyo es que vayáis con tiempo tanto para encontrar aparcamiento como para que os dé tiempo a coger buen sitio. El camino sale desde el aparcamiento gratuito, pasa por debajo debajo de uno de los 21 arcos del viaducto y luego nosotros subimos una montaña a la izquierda, básicamente donde vimos un montón de turistas con sus cámaras ya instaladas. El tren pasó a las 10:53 exactamente. 

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Tren de vapor pasando por el Glenfinnan Viaduct

Desde Fort William tomamos la A82 para ir bajando y abandonando los Highlands. Esta carretera recorre el valle de Glencoe, rodeado de montañas, en otra de las carreteras más bonitas de Escocia. Hicimos una parada en el King’s House Hotel, lugar frecuentado por ciervos a los que mucha gente les trae cosas de comer. 

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Ciervos en el King´s House Hotel

Esta carretera nos llevó al Loch Lomond, el lago más grande de Escocia con 71 km². Aparte de los espacios para parar de las carreteras, los pueblos más indicados para disfrutar del lago así como de diversas actividades náuticas por él son Luss y Balloch, donde aprovechamos para comer ya que hay bastantes restaurantes. Se encuentra dentro del parque natural Loch Lomond & The Trossachs National Park.

Aquí finaliza un magnífico tour por los Highlands que nos permite ver los puntos más turísticos de Escocia así como los paisajes más verdes y casi utópicos que se pueden ver en Reino Unido.

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